El camino de la vida...

Ayer hablé con mi madre. Eso hizo que mi día fuera mejor que los anteriores. No es que no hable con ella seguido, sino que cuando hablamos, las dos estamos rodeadas de oyentes curiosos y listos para captar la mitad de la conversación que les conviene. Yo tengo a mi lado a mi esposo y ella a mi papá. También están mis chicas y a veces por allá mi hermana. Entonces la conversación se vuelve muy general y se encierra en el diario vivir. Qué hacemos, qué no hacemos... A dónde vamos, de dónde venimos... En fin, nada íntimo, nada muy nuestro. Además el teléfono va de mano en mano y las conversaciones se mezclan y se repiten. Un caos típico de la familia. Lindo... muy nuestro.

Ayer hablamos las dos y punto. Nadie nos oía, nadie nos preguntaba que dijo el otro, nadie nos quitaba el teléfono. Fascinante!

Mi relación con mi madre siempre fué buena. Claro, tuve la típica época de rebelde sin causa y le causé muchos dolores de cabeza, pero ya nos perdonamos. JAJAJA! Aparte, la magia de ser madre, me hizo entender todo lo que antes no entendía. Ahora me encanta porque siempre que pienso en mi madre, pienso en ella como una amiga, una confidente, mi consejera, mi soporte, mi brújula.

Mi madre no es de las mamás cariñosas y melosas (como yo!), yo se que nos adora, pero ella lo demuestra a su manera. Cada vez que hablo con ella me queda una paz interior increíble. Es como que de pronto las cosas se vuelven mas fáciles y mi camino se vuelve un poco más claro. No es que me solucione los problemas con una llamada, sino que siempre me hace sentir fuerte y segura de mi misma. Y no es que me lo diga (Mijita, que fuerte y segura eres!... Cómico!) sino porque lo intuyo en su forma de hablar conmigo, en su forma de pedirme opiniones o hasta consejos. Simplemente el hecho de que hablemos como amigas y podamos entender nuestro lenguaje en cada conversación, sin tener que decir muchas palábras, hace que mi mundo cambie de color.

Esto es para ella, porque me recuerda muchas cosas que vivimos juntas. También porque ahora entiendo por qué llora cada vez que mi papá toca la guitarra y canta esta canción: